| En casa de los Castañeda no levantan cabeza. José Luis ha visto cómo en los dos últimos años su vida se convertía en un auténtico folletín. Con mucho menos se han hecho grandes películas. En ese tiempo ha pasado de estar tranquilamente atendiendo su ganado por las fincas de Sel de la Carrera, a convertirse en alcalde de Luena y ver cómo su mujer está acusada de cometer varios delitos. Las cosas han cambiado mucho en unos cuantos meses y Castañeda lo explica sin problemas: «Desde que tiraron a mi mujer al bardal, no ha vuelto a ser la misma».
No es para menos, porque el asunto es complicado. Su esposa, María Pilar González, podría haberse inventado toda la historia que hizo tristemente famoso el pueblo en el que viven. Hace sólo unos días, el juez que investiga el caso concluía que las amenazas, incluso el intento de secuestro por dos individuos que la tiraron por un bardal, podrían ser mentira. Una papeleta.
José Luis dice que lleva el asunto con relativa tranquilidad. «Ella es la que está mal de verdad. Al principio vaya, pero desde que la tiraron al bardal no ha vuelto a ser la misma», asegura el alcalde regionalista, que recurrirá «todo lo que viene en el auto».
Y es que Castañeda tiene su propia teoría: «el que ha hecho las notas que dicen que son obra de mi mujer, sabe cómo escribe ella y ha imitado su letra». Lo tiene así de claro. Eso, y que el juez no ha dado mucho margen a la defensa. «Desde el primer momento sabíamos que él iba a seguir adelante con el asunto. La primera vez que mi mujer fue a declarar la medio escucharon, pero la segunda casi no la hicieron caso...» se lamenta José Luis, que se debate entre la decisión de no hablar demasiado del asunto y el enfado por lo que él cree que le están haciendo. «Estamos tragándonos algo en lo que no tenemos nada que ver», dice.
Su mujer y un cómplice
Una de las cosas que más sorprende a José Luis Castañeda es que de la investigación se desprenda que el incidente del intento de secuestro «por dos individuos vestidos con monos de plástico» haya sido cosa de su mujer y de un cómplice. José Luis dice que no se explica cómo lo saben. «No sé en base a qué llegan a una conclusión como ésa».
Y es que ése ha sido uno de los asuntos más serios de toda la pesadilla de la que no despierta esta familia. Se ha contado un montón de veces desde que lo denunciaron y sigue llamando la atención como el primer día: ella va en su motocicleta tranquilamente por las callejuelas de Sel de la Carrera. De repente, cuando se encuentra en las inmediaciones del Puente La Churra, aparecen dos individuos con los famosos monos de plástico y la bajan de la moto, la arrancan la blusa
y la hacen garabatos en la barriga. Con la tripa pintada y medio desnuda la abandonan después de atarla a un árbol. Un tema muy serio.
Eso ha sido, asegura Castañeda, lo peor de toda la historia. «El juez dice que tiene muy claro que se lo ha hecho ella con un cómplice, pero no sabemos en base a qué, porque no nos han explicado nada...»
Y es que el alcalde de Luena, cuando han pasado unos días desde que se conociera el contenido del auto del que se desprende que los hechos que él y su esposa denunciadon pudieran ser constitutivos de tres presuntos delitos de simulación y denuncia falsa, lamenta que a él nadie le haya preguntado nada.
Castañeda sigue pensando lo mismo de siempre «alguien, que yo no digo que sean los concejales de la oposición, sino personas cercanas a ellos, tiene mucho interés en hacernos daño y aburrirnos, pero no lo van a conseguir».
Sospechas
Sigue defendiendo que a él no pueden hacerle daño de manera directa y que han encontrado en su mujer la víctima inocente. «A mí no me pueden buscar por otro camino, y el único daño que pueden hacermo es a través del sufrimiento de mi familia y en eso están. Un esfuerzo que no va a servir para nada, porque yo no pienso abandonar. No voy a dimitir. Seguiré siendo alcalde hasta las próximas elecciones. Cuando lleguen, que se presenten los quieran y los vecinos dirán. No queda nada, están a la vuelta de la esquina».
Deja claro que el compromiso adquirido al aceptar su cargo y la responsabilidad contraída con sus vecinos es más fuerte que nada, pero eso no quita para que no dude en asegurar que si hubiera sabido algo de todo esto, ni loco se habría comprometido con la alcaldía. «El tema es que ahora no voy a tirar la toalla».
José Luis Castañeda tomó posesión el 5 de febrero de 2008. Sustituía al dimitido José Ángel Ruiz, a quien una sentencia del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Medio Cudeyo acababa de condenar por una falta: la agresión al militante del Partido Popular Enrique Blanchard.
En el acto de toma de posesión, en el que contó con el apoyo de sus compañeros regionalistas, Castañeda anunció que las cosas iban a a seguir como hasta entonces. En aquel momento estaban mal, porque un alcalde que tiene que dimitir porque le acusan de insultar primero y agredir después a un vecino, no es un buen comienzo, se mire como se mire.
El tema es que nadie pensó que pudieran ponerse peor, pero esas cosas pasan a veces, el margen de deterioro es inmenso. Si no, que se lo digan a los vecinos de este municipio de Cantabria que es el cuatro en extensión y hace el número 92 en habitantes (1.164). No se lo pueden creer.
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