| Ni secuestro ni amenazas
12.01.10 - 00:05 -
I. CUESTA | SANTANDER.
Un auto del Juzgado de Medio Cudeyo ve indicios de delito de simulación y denuncia falsa en la actuación de María Pilar González
El juez cree que la mujer del alcalde de Luena podría haberlo inventado todo
María Pilar González, la mujer del alcalde de Luena, podría haberse inventado toda la historia. Las amenazas, incluso el intento de secuestro por dos individuos «vestidos con monos de plástico» que la dejaron en sujetador atada a un árbol y con la tripa pintada, podrían ser fruto de la imaginación de la alcaldesa consorte. Eso cree al menos el titular del Juzgado de Instrucción número 2 de Medio Cudeyo que se ha encargado de la investigación del asunto.
El auto hecho público ayer dice que de lo investigado se desprende que los hechos denunciados «pudieran ser constitutivos de tres presuntos delitos de simulación de delito y denuncia falsa». Un bombazo del que ayer los afectados afirmaban no tener noticia.
El informe dice, entre otras cosas, que como resultado de la investigación se concluye que a las 23.30 horas del día 30 de marzo de 2009, María Pilar González García colocó bajo el felpudo de su vivienda en Sel de la Carrera un papel escrito de su puño y letra en el que se decía «visto que no haceis caso de las pintadas. J.L. tenga cuidado de su mujer que tiene un buen. J.A. lo mismo de lo mismo. Pensarlo» . Según parece, Pilar habría llamado después a su marido para asegurale que unos desconocidos habían dejado el manuscrito en la puerta de casa. Al día siguiente el esposo presentó una denuncia ante la Guardia Civil.
Por si eso fuera poco, dice también el informe del juez que el 9 de junio de 2009, sobre las 23.50 horas, María Pilar colocó un segundo papel escrito de su puño y letra en los barrotes del domicilio en el que podía leerse: «si no te vas en 48 horas tu mujercita lo va a pasar muy mal por que está de toma pan y moja pensarlo los dos ladrones H.D.P paletos». Pilar dijo entonces algo parecido sobre la forma en la que aquella nota había ido a parar a la ventana de casa. Al día siguiente, otra vez la misma historia: el marido en la Guardia Civil presentando la correspondiente denuncia.
Tensión
Hasta aquí el asunto se queda en unos anónimos que parecen florecer a la puerta del domicilio de los Castañeda. Pero el tema gana en importancia e interés cuando el auto hace referencia a otro de los momentos más tensos de todo el proceso en el que se ha visto envuelto el alcalde de Luena y su mujer. Según la investigación, el día 20 de junio, sobre las 23.00 horas, María Pilar simuló haber sufrido una agresión y detención ilegal por parte de dos personas cuando circulaba en su ciclomotor por la vía 'Puente de la Churra' de Sel de la Carrera. Lo que quiere decir que del intento de secuestro y agresión que al día siguiente su marido denunció ante la Guardia Civil, nada de nada.
En resumen, la investigación que el propio matrimonio puso en marcha, ha finalizado con un resultado de película. Ahora María del Pilar González está imputada por haber, presuntamente, simulado un delito y presentado falsas denuncias.
Asuntos no probados
En el auto, se alude a otros hechos relacionados con esta causa, como la muerte de un cordero y de un perro propiedad del alcalde y unas pintadas amenazantes, el rociado de gasolina en su cabaña, el vertido de pintura en una motocicleta y otros anónimos con amenazas dirigidos a él y al teniente de alcalde y anterior regidor de Luena. El juez, sobre estos temas, acuerda el sobreseimiento provisional de los hechos, porque, dice, no se pueden imputar a nadie concreto y tampoco se puede afirmar que fueran obra de Pilar González. Pero puntualiza que en el momento en que surjan indicios nuevos contra alguna persona concreta se reabrirá la causa.
Resalta en el auto cómo a lo largo de la instrucción se han llevado a cabo declaraciones testificales, reconocimientos e inspecciones oculares, videovigilancias, seguimientos, periciales caligráficas e, incluso, escuchas telefónicas, aunque, a pesar de todo ello, no se ha esclarecido una parte de los hechos denunciados.
«Ha de tenerse en cuenta que los acontecimientos se han desarrollado en una localidad muy pequeña, donde prácticamente la totalidad de los vecinos se conocen y tenían conciencia de muchas de las labores de investigación desarrolladas», explica el juez, que añade que, «en tales circunstancias, es muy difícil obtener resultados» de las vigilancias efectuadas.
Una historia larga
Las primeras denuncias de amenazas y sabotajes contra el alcalde de Luena se produjeron en el mes de enero del año pasado. Un buen día aparecieron diversas pintadas amenazantes en la fachada de una de sus cuadras y un cordero degollado en el interior. En febrero volvieron a repetirse hechos de semejantes características, con un balance poco tranquilizador: una perra muerta, ahorcada.
El tercer episodio tiene como protagonista una carta manuscrita en la que se insulta al alcalde y a su familia y se le insta a abandonar sus cargos de responsabilidad al frente del Ayuntamiento. A raíz de la carta, la Guardia Civil cita en el cuartel a una veintena de personas. A todas ellas se les dicta un texto para obtener el material con el que practicar las correspondientes pruebas caligráficas, al más puro estilo CSI.
Intento de secuestro
Pero, sin duda, uno de los episodios que más dio que hablar fue el del intento de secuestro. A finales de junio, el alcalde de Luena, José Luis Castañeda, contó que se había encontrado a su mujer tirada en un bardal, con las manos atadas con una brida y sangre en las muñecas, después de que un vecino le quitara la mordaza y le desatara los pies. «Estaba en sujetador, porque le arrancaron la blusa. En el pecho tenía escrito 'H. D. P.' y en la barriga dos hileras de palabras que no acerté a entender. Se tuvo que duchar cinco veces para que saliera la tinta». Así lo explicó.
Eso fue lo que el alcalde contó que había pasado un sábado por la noche cuando se dirigía en moto a su casa de Sel de la Carrera. Habían sido «dos desconocidos, vestidos con un mono de plástico con capucha, que la estaban esperando detrás de un árbol en una curva desprovista de iluminación».
Defenderse
José Luis Castañeda, en una de las últimas declaraciones que realizó hace sólo unos meses mantuvo que, a su juicio, «las pruebas caligráficas se las tenían que haber hecho a todos los vecinos de Sel de la Carrera, y no a unos pocos». No obstante, prefería no opinar hasta que se produjera la resolución judicial. Convencido de que las amenazas y sabotajes guardan relación con el debate político, entretanto, sólo le quedaba esperar. «Que le culpan a la mujer, pues ya nos defenderemos; que lo archivan, pues estupendo», decía Castañeda en septiembre. Parece que la culpan, así que parece también haber llegado el momento de defenderse.
| | |
|