|
El Diario Montañes. Edición ImpresaEdición Impresa
TRIBUNA LIBRE
Los primeros bañistas del Sardinero
08.08.2009 -
Luis de Escallada González es miembro del Centro de Estudios Montañeses y presidente de la Sociedad Cántabra de Escritores
ImprimirEnviarRectificar
Cerrar Envía la noticia
Rellena los siguientes campos para enviar esta información a otras personas.
Nombre Email remitente
Para Email destinatario
Borrar Enviar
Cerrar Rectificar la noticia
Rellene todos los campos con sus datos.
Nombre* Email*
* campo obligatorioBorrar Enviar
Los primeros bañistas del Sardinero
Galería principal de baños de la playa en El Sardinero. / DM
El 17 de julio de 1847 la Gaceta de Madrid publicaba un anuncio con el encabezamiento de Baños de oleaje, en Santander, donde comunicaba que habiendo sido habilitados los baños de Ola en la espaciosa playa del Sardinero de Santander, habían empezado a ser concurridos de los naturales y forasteros, estando dotados de todo lo necesario para que los bañistas se sirvieran de todos los servicios que se requerían en aquella clase de establecimientos, como casetas cómodas e independientes, trajes adecuados, seguridad y comodidad en los baños, un camino hecho especialmente para ellos y un carruaje destinado a su servicio. De esta noticia se hacía eco años después Don José Antonio del Río Sainz en su obra La Provincia de Santander considerada bajo todos sus aspectos, publicada en Santander en 1891, conocida como Efemérides.
Pero la costumbre de venir a Santander a tomar los baños de ola venía de bastante atrás. Hace cuatro años por estas fechas publicábamos en EL DIARIO MONTAÑES la noticia de que en julio de 1838 había llegado un viajero procedente de Madrid llamado Vicente Ibáñez con objeto de tomar los baños, e incluso incluíamos una copia del pasaporte que le autorizaba a hacer el viaje desde la Villa y Corte. La noticia fue recogida el año 2007 por el periodista del referido diario Juan Carlos Flores-Gispert en un documentado libro titulado Baños de Ola en Santander, que fue presentado con una abundante concurrencia de público en el Gran Casino del Sardinero.
Pues bien, después de una rebusca documental en una serie de pasaportes conservados en el Archivo Histórico Provincial de Santander, hemos tenido la fortuna de localizar otros dos testimonios de pasajeros que procedentes de Madrid llegaron de Santander a tomar los baños años antes del citado. Consideramos que son los primeros viajeros conocidos que ejercieron esta actividad en nuestra playa del Sardinero, ya que no se conservan pasaportes anteriores a la fecha en que fueron extendidos. Veamos.
El día 27 de junio de 1834 Don Miguel Vigil de Quiñones, del Consejo de Su Majestad, su Fiscal de Cruzada y Excusado, y Subdelegado Principal de Policía de la provincia de Madrid, firmaba un pasaporte para circular por el interior de España a favor de don Bernardino Sainz de Baranda, natural y vecino de Madrid, y su esposa doña María Ascensión de Peredo, que iban acompañados por dos criadas llamadas Joaquina Solana y Paula López.
Era este señor de edad de 27 años, estatura regular, pelo rubio, ojos pardos, nariz, barba y cara regulares, y color bueno, y se le autorizaba para que vía recta pasase a Santander a tomar los baños, en ruedas, quiero entender en un carruaje y no a lomos de caballerías. Al día siguiente comenzaba el viaje de la familia con destino a Santander, y aquella noche pernoctaban en la Fonda de la Trinidad, cercana a El Escorial, y el 29 remontaban el Puerto de Guadarrama llegando el mismo día a Villlacastín, ya en tierras de Segovia. Los días 30 de junio y 1 de julio descansaron en San Cristóbal y en Valdestillas, llegando a Valladolid el día 2, donde se hospedaron hasta que el día 6 en que salieron para Burgos.
Ese mismo día hicieron noche en un lugar impreciso cercano a Torquemada y llegaron a la ciudad de Burgos al día siguiente 7 de julio, donde descansaron una jornada. El día 9 enfilaban ya hacia las últimas etapas de su viaje; ese mismo día se hospedaron en la Venta de Afuera y el día 10 les vemos sellando su pasaporte en Ontaneda, desde donde llegaron a Santander el 11 de julio. En total 15 jornadas para llegar desde Madrid a Santander.
El mismo día en que nuestros viajeros descansaban en Valladolid, el citado don Miguel Vigil de Quiñones firmaba en Madrid otro pasaporte a favor de doña Juana de Jiménez, natural de Vitoria y vecina de la Villa y Corte, casada, para que en compañía de sus hijos Antonio y Adela Montoya Jiménez pasara vía recta a Santander a tomar baños. Era esta una mujer de 38 años, estatura regular, pelo castaño, ojos azules, cara regular y color blanco. El mismo pasaporte incorporaba una diligencia firmada por la Junta de Sanidad, donde se afirmaba que en la Villa de Madrid se disfrutaba de buena salud, es decir, que se hallaba libre de epidemias.
El camino seguido por esta viajera fue muy distinto al de los anteriores viajeros, quizá por ir a lomos de caballerías y ser más corto el recorrido. Al día siguiente salía de la Corte por la puerta de San Fernando y en aquella jornada llegaban hasta Alcobendas; el día 9 llegaba a Buitrago, donde remontaba el Puerto de Somosierra, llegando al parador de Carabias el 10 de junio; el día 11 les vemos haciendo noche en Bahabón de Esgueva y al día siguiente llegaban a Burgos.
Después de un día de descanso enfilaba ya las últimas etapas de su viaje. Salieron de Burgos en dirección a Peñahorada y el día 16 llegaban a Villalaín. Por último, vemos a la viajera y a sus hijos entrando en Cantabria por el Puerto de El Escudo y pernoctando en Luena el día 16, desde donde llegaron a Santander al día siguiente. En total 11 días de viaje hasta la capital de La Montaña.
Entiendo que el Ayuntamiento de Santander debe de honrar los nombres de estos pioneros de los baños de Ola; fueron el embrión del desarrollo de esta actividad que ha dado renombre mundial a la capital y al Sardinero como playa de moda durante un siglo muy largo, por medio de una placa a colocar en la primera o segunda playa o de alguna otra manera.
| | |
|